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jueves, 5 de marzo de 2009

Primer capitulo de Sol de Medianoche!!

Este es un proyecto no finalizado que cuenta la historia de Crepúsculo desde el punto de vista de Edward. Su publicación está prevista para 2008-2009.
Aquí el primer capítulo ya traducido oficialmente por cortesía de Alfaguara.
Se titula "Primer encuentro": 



Éste era el momento del día en el que más deseaba ser capaz
de dormir.
El instituto.
¿O sería más apropiado emplear el término «purgatorio»? Si
existía algún modo de purgar mis pecados, esto tenía que
contar de alguna manera. El tedio era a lo que menos me había
conseguido acostumbrar y, aunque parezca imposible, cada
día me resultaba más monótono que el anterior.
Supongo que ésta era mi manera de dormir, si el sueño se
define como un estado inerte entre periodos activos.
Me quedé mirando fijamente las grietas del enlucido de la
esquina más lejana de la cafetería, imaginando dibujos en
ellas. Era una manera de sofocar las voces que parloteaban
dentro de mi mente como el gorgoteo de un río.
Ignoré el centenar de voces por puro aburrimiento. Cuando
a alguien se le ocurre algo, seguro que ya lo he oído con anterioridad
más de una vez. Hoy, todos los pensamientos se concentraban
en el trivial acontecimiento de una nueva incorporación
al pequeño grupo de alumnos. No se necesitaba
mucho para provocar su entusiasmo. Había visto pasar repetido
el nuevo rostro de un pensamiento a otro, desde todos los
ángulos posibles. Sólo era otra chica humana. La excitación
que había causado su aparición resultaba predecible hasta el aburrimiento, era como mostrar un objeto brillante a un niño.
La mitad del rebaño de ovejunos varones se imaginaba ya
enamorándose de ella, sólo porque era algo nuevo que mirar.
Puse más empeño en no prestar atención.
Sólo hay cuatro voces que bloqueo por una cuestión de cortesía:
las de mi familia, mis dos hermanos y mis dos hermanas,
quienes están tan acostumbrados a la ausencia de intimidad
en mi presencia que rara vez se dan cuenta. A pesar de
ello, les concedo toda la privacidad posible. Procuro no escucharlos
si puedo evitarlo.
Lo intento con todas mis fuerzas, claro, pero aún así... me
entero de cosas.
Rosalie pensaba en ella misma, como de costumbre. Había
captado su reflejo en las gafas de sol de alguien y se regodeaba
en su propia perfección. La mente de Rosalie era un charco
poco profundo de escasas sorpresas.
Emmett estaba que echaba chispas después de haber perdido
un combate de lucha libre con Jasper la noche anterior.
Necesitaría de toda su escasa paciencia para llegar al final de
las clases y organizar la revancha. Nunca he sentido que me
entrometía en sus pensamientos porque nunca ha pensado
nada que no pudiera decir en voz alta o poner en práctica. Sólo
me siento culpable al leer la mente de los demás cuando
me consta que les gustaría que ignorase ciertas cosas. Pero si
la mente de Rosalie es un charco poco profundo, la de Emmett
es un lago sin sombras, tan transparente como el cristal.
Y Jasper estaba... sufriendo. Reprimí un suspiro.
Edward. Alice me llamó por mi nombre, pero sólo sonó en
mi cabeza y le dediqué de inmediato toda la atención.
Era lo mismo que si la hubiera oído lhablarme en voz alta.
Me alegraba que en los últimos tiempos hubiese pasado de
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moda el nombre que me habían puesto. Menos mal, ya que
hubiera resultado un fastidio volver la cabeza automáticamente
cada vez que alguien pensara en algún Edward…
En ese momento no me volví. A Alice y a mí se nos daban
muy bien esas conversaciones privadas, y era raro que nos pillaran
durante las mismas. Mantuve la mirada fija en las líneas
que se formaban en el enlucido.
¿Cómo lo lleva?, me preguntó.
Torcí el gesto, pero sólo pareció que había cambiado ligeramente
la posición de la boca, nada que pudiera alertar a los
otros. Era fácil que pensaran que lo hacía por aburrimiento.
El tono de la mente de Alice ahora parecía alarmado y leí que
vigilaba a Jasper con su visión periférica. ¿Hay algún peligro?
Ladeé la cabeza hacia la izquierda muy despacio, como si
contemplara los ladrillos de la pared, suspiré, y luego me volví
hacia la derecha, de nuevo hacia las grietas del techo. Sólo
Alice se dio cuenta de que estaba negando con la cabeza.
Ella se relajó. Avísame si la cosa se pone fea.
Moví sólo los ojos, primero arriba, hacia el techo, y luego
abajo.
Gracias por ayudarme con esto.
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